jueves, 17 de marzo de 2011

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La música triste nos gusta por una cuestión de hormonas

Según David Huron, un investigador de la Escuela Estatal de Música y Centro para la Ciencia Cognitiva de Ohio si nos gusta escuchar música triste puede ser porque en realidad somos adictos a una hormona, la prolactina. Se trata de una hormona segregada por nuestro cuerpo que viene a servir como calmante de la pena.

 Según explica Huron en una entrevista con la revista San Francisco Classical Voice, la prolactina vendría ser "un poco como la madre naturaleza abrazándote, consolándote y diciéndote 'vale, vale, está bien'".

El artículo completo, aquí.


Un saludo,
Adrián Infante (4º Psicología; Administrador)

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