La estimulación cerebral profunda es una técnica que se utiliza desde hace 20 años para aliviar los temblores en algunos casos de Parkison. Esta semana, la revista 'The Lancet' abre una nueva posibilidad con un ensayo con seis pacientes con anorexia nerviosa crónica.
El estudio, realizado por el departamento de Neurocirugía de la Universidad de Toronto, se llevó a cabo con seis mujeres que llevaban una media de 18 años luchando sin éxito contra la anorexia más grave, que no responde a ningún tratamiento, y que suponía un riesgo grave para su vida en un corto plazo. A estas les implantaron unos electrodos en el interior de su cerebro (una especie de "marcapasos"), conectados a un generador externo de señales eléctricas.
El resultado fue que cinco de las mujeres (con edades entre los 24 y 57 años) mejoraron su estado de ánimo, reduciendo los niveles de ansiedad y depresión. Esto se tradujo en tres de ellas en una ganancia de peso mantenida incluso nueve meses después de la cirugía.
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Un saludo,
Adrián Infante Dionisio
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