Curiosamente, son las mismas que se activan con la comida, la bebida o el sexo: el sistema de recompensa del cerebro, y en especial el núcleo accumbens, una estructura del cerebro que forma parte de los núcleos basales, implicados también en el movimiento.
De hecho, los investigadores han sido capaces de predecir cuánto estaría dispuesta a pagar una persona por adquirir una melodía que acaba de escuchar por primera vez midiendo la actividad en el núcleo accumbens.
Esta investigación se ha publicado en el último número de la revista Science.
La noticia completa, aquí.
Un saludo,
Adrián Infante Dionisio
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