En el estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California (EE.UU.), participaron un total de 88 individuos con fobia a las arañas que se dividió en dos grupos.
Se pidió a los sujetos del primer grupo que describieran las emociones que experimentaban frente a una tarántula que se les exponía. El segundo grupo debía utilizar términos neutros para que la experiencia resultara menos amenazante. El tercer grupo debía decir frases irrelevantes, sin relación con la experiencia vivida. El cuarto grupo debía exponerse frente a la araña sin decir nada.
Los resultados obtenidos indican diferencias significativas entre el primer grupo y el resto, obteniendo mejores resultados en el primero: mayor proximidad a la tarántula y menor sudoración en las manos.
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Un saludo,
Adrián Infante Dionisio
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