Según el experimento realizado por Janet Werker y su equipo (de la Universidad de Harvard, EEUU), la depresión no tratada durante la gestación retrasó la habilidad de los niños para reconocer los sonidos vocales de su lengua materna. Un fenómeno que no se observó en el caso de los niños expuestos a ciertos antidepresivos en el útero (concretamente, los inhibidores de la recaptación de la serotonina).
Los autores reconocen que no saben cómo esta aceleración o retraso en la adquisición de las primeras habilidades del lenguaje puede repercutir en el desarrollo posterior del niño; y tampoco si este fenómeno es el mismo en el caso de otros fármacos contra la depresión.
De momento, y tras analizar a tres grupos de madres embarazadas de 36 semanas en distintas circunstancias (sin depresión, con depresión en tratamiento o sin él), señalan la importancia que tiene el bienestar materno en el posterior desarrollo infantil y recuerdan que "no tratar [la depresión] nunca debería ser una opción.
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Un saludo,
Adrián Infante Dionisio
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