Las guerras han cambiado. Desde el punto de vista de los militares y su salud, si los soldados antes morían de heridas 'intratables', ahora muchos de ellos pueden volver vivos a sus casas.
Sin embargo, Afganistán e Irak, las dos últimas guerras declaradas por EEUU, están dejando otras secuelas menos visibles: la de los trastornos mentales que, en ocasiones, llevan al suicidio.
Dos estudios ponen en entredicho la atención psicológica que se presta a esta población cuando regresan a sus casas: ¿Es la salud mental prioritaria en estos pacientes? ¿Qué resultados se están consiguiendo?
Un saludo,
Adrián Infante Dionisio
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