La hormona oxitocina, que funciona además como neurotransmisor, juega un papel clave como reductor del estrés. El mismo efecto genera el apoyo social, aunque no en todo el mundo: a unas personas las ayuda y a otras las deja indiferentes.
Para tratar de comprender porqué, científicos alemanes han estudiado la interacción entre el apoyo social y el proceso de la oxitocina en humanos.
Así, han descubierto que una variante genética puede hacer que, para algunos individuos, las personas queridas no resulten un bálsamo.
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Un saludo,
Adrián Infante
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