Entender las emociones es necesario para ir completando nuestra comprensión de lo que es ser humano pero ¿cómo provocarlas en un laboratorio sin afectar a quien se prestó como conejillo de indias?
“Cuando uno estudia las emociones en un laboratorio, el primer reto es cómo lograr que la gente las sienta mientras las estás observando. Todos tenemos sentimientos todo el día pero si uno pone a alguien en una silla… ¿qué hace? ¿le dice ‘tenga una emoción?”, señala Robert Levenson, psicólogo de la Universidad de California, Berkeley.
Levenson, junto con quien entonces era su estudiante James Gross -ahora profesor en la Universidad de Stanford-, empezaron a pensar en algo que fuera poderoso pero que pudieran controlar.
Fue entonces cuando el cine se presentó como la mejor opción para estimular sentimientos de una manera más parecida a la la vida real.Bambi con su (desafortunada) madre |
Un saludo,
Adrián Infante (4º Psicología; Administrador)
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